Rene Lebon

René Lebon Nació en algún lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. A colaborado en revistas independientes y en otras a nivel nacional. Su trabajo incluye la poesía, el cuento, y la narrativa. También a explorado el campo de las artes gráficas como la pintura y la fotografía. Lebon muestra en su literatura el ambiente gris y denso de la autobiografía, el momento de intimidad con el propio yo, y resalta en sus palabras una pasión infinita hacia la muerte.

Inventando miedos y comprando milagros.
Los sueños no andan descalzos.
Venas vacías.


INVENTANDO MIEDOS Y COMPRANDO MILAGROS.

Inventé miedos.
                      Me inventé millones de veces.

Estas sombras son desdoblamientos que
una vez persiguieron sus cuerpos.
Diminutos gnomos se internan en las viseras
como bestiales demonios
para navegar los mares de las venas.

Sé que todas las mañanas alguien
vierte pequeñas dosis de veneno en mi cafe.
Que alguien lee las esquelas de los díarios
por si acaso aparece un nombre familiar.
Las paredes dejaron de ser las mudas testigos
de los hechos y deshechos;
ahora se revelan.
Todos los ladrillos se levantan en armas y en gritos,
en violencia e insultos.

Viejas fotografías sobre el piano negro toman vida.
Sus ojos miran.
Nos miran con ese gesto de generales.

Y ahí están, formadas para pasar revista:
la de los abuelos,
              el matrimonio de mis viejos,
                            la primera comunión de mi hermana,
                                          el hijo con uniforme de colegio,
                                                        la tía antes de la muerte...    Latía antes de la muerte.

Todos ellos,
todos ustedes.
Presentes en papel,  tras el marco y el vidrio.
Adornando el piano,  reviviendo un momento invisible.
Un recuerdo a un millón de años luz.

Sé que también inventaron miedos,
     que se inventaron millones de veces,
     que alguien les envenenaba el café,
     que las paredes tuvieron sus revoluciones,
     que estuvieron aquí, mirando otras viejas fotografías sobre el piano,
     que sintieron esa mirada de generales
     y que nunca...  nunca
salieron a comprar milagritos a la calle de la moneda.

 
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LOS SUEÑOS NO ANDAN DESCALZOS.

Después de tanto andar las calles y avenidas,
de haber tocado todas las puertas,
de haber andado los parques, los cines y la catedral.
Estos zapatos se han quedado sin suelas.

Y aquí que decían que los sueños no andan descalzos,
que las malas noticias son puros cuentos de periódico,
que no hay nada de cierto de ese efecto camaleonico
que nos cambia el rostro.

Nada ni nadie será eterno -dice el abuelo desde su asilo-;
mientras carcajeando el tiempo
le sopla las canas y el pellejo.
Nada será cierto, ninguna nube será igual mañana,
ningún lamento recordado,
ninguna tumba se llenara
de flores después de ser olvidada.

Si te contaran los zapatos rotos.
Cada calle tiene una historia distinta que contar,
cada banqueta ha tenido amoríos con la lluvia,
toda ventana tiene un panorama que mostrar
al que mira y quiere mirar mas allá.

Si te contaran los muertos zapatos
de las ganas que sintieron
de abrir la puerta para salir corriendo
y tirarse al paso del tranvía.

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VENAS VACÍAS.

No sé si alguien mas te ha regalado sus palabras
o te las ha dicho al oído.
No lo sé        y no me interesa saberlo.

Lo que realmente me importa es saber
si mis palabras allanaron tu cuerpo y tus noches,
o si en algún raro momento de lucidez
apareciron en tus sueños como
emisarios en cumplimiento de su deber.

Quiero creer que alguna vez      (aunque sea una sola vez)
fueron capaces de llegar mas lejos que yo.

Regreso a ti con tu nombre dibujado en los labios
para entregarte este ramo de palabras.
Es el libro abierto de estrellas
que cayeron de mi boca.
El libro que siempre quise leerte.

Regreso para entregarte mi coraje y mi orgullo,
(ya sabras para lo que puedan servirte).
Para entregarte la sangre
que felizmente me he quitado en tu honor.
Para que intuyas, que algún día,
                       si lo quieres así,
                       te entregue mis venas vacías
                       y te dedique mi muerte.

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